“Se movía entre las sábanas como el tabaco entre el papel fino Como el verso en el folio en blanco Se encendía sin llegar nunca a ser ceniza Nunca se consumía siendo incendio. Sería un suicidio de trapecista intentar hacer equilibrios en sus costillas. Sería un aterrizaje forzoso intentar sobrevolar su ombligo. Tiene estrellas fugaces en las pupilas cada vez que le cantas una de Sabina. Tiene serpientes en las caderas cuando se pone a bailar en mitad de la calle. Y que calle quien diga que es mentira. Sonríe con esos diente de vampiro, apurando el último tiro antes de morder a su presa. Ríe con esa música de corazón roto y convertido en cristales, hipnotiza a todos con sus andares. Mi dama de bares la musa de poetas Lleva unas piernas de verso y un beso de labios, que convierte a los sabios en niños aprendiendo. Con esas manos de maga que convierte en magia todo lo que toca Y esa bandera de loca manifestándose frente al parlamento de locura. ...